LA RESPÚESTA ES UNIDAD.- De nuevo el país se conmovió por el asesinato de un candidato. En Tamaulipas fue agredido y muerto el candidato del PRI a la Gubernatura de ese Estado. Insolente provocación a toda la gente de bien en nuestro país, a unos días de que la ciudadanía acuda a votar en 14 estados. Como es natural, abundan los comentarios responsables e irresponsables, porque no es hecho que pase desapercibido. Doloroso el asunto, pero tampoco capaz de desestabilizar al país. Ni siquiera en Tamaulipas causó efectos fuera de control. México sigue. Las elecciones del próximo domingo siguen. Las personas que pueden y deben hacerlo, acudirán a votar en todos los estados donde hay elecciones. Difícil valorar el tema con sobriedad. Cuando un país ha pasado por el choque que significa presenciar por la televisión el asesinato de un candidato presidencial, con dificultad se verá aterrado por este tipo de desgracias. Eso no es mérito nuestro, es un hecho que necesita ser considerado con toda seriedad. Si vamos perdiendo sensibilidad ante hechos criminales graves, sean o no «magnicidios», eso no es nada bueno para la sociedad. Recordemos al periodista y premio Nobel Ernest Hemingway: nadie es una isla. No preguntes por quién doblan las campanas. Doblan por ti. Lo importante a comprender es que las agresiones no son hacia policías, militares, periodistas o políticos, que tienen obligación de estar en primera línea haciendo frente al crimen organizado. Las agresiones y ofensas son para todos. Todos perdemos cuando afectan a una persona en nuestra sociedad. No estamos observando un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los criminales organizados, donde los demás seamos espectadores. Todos somos agredidos, todos somos ofendidos. Hemos insistido en la enorme importancia que tiene el asesinato de algún periodista, por su significado obvio, difícil todavía de comprender en nuestro país: la libre expresión es la libertad básica, protectora de todas las demás libertades. Cuando se agrede en esa forma salvaje a los periodistas, como viene sucediendo en México, lo que sigue no es nada bueno. Respuesta adecuada: unidad de toda la gente decente para contener y vencer este enorme reto. En la práctica, las mayorías del país debemos saber, comprender y unirnos con quienes tienen la responsabilidad de asegurarnos seguridad. Con el apoyo de todos, están en posibilidad de hacerlo. Cada quien debe o no correr riesgos. Quienes por su profesión u oficio necesitan demostrar energía y arrojo, deben hacerlo. Los demás habitantes sólo tienen que cooperar, informando con oportunidad, en forma anónima de cuando sea de su conocimiento. Es todo. Con esa unidad saldremos de las dificultades del momento. La osadía de los malvados jamás ha sido suficiente para doblegar a un país unido. De acuerdo o desacuerdo con quienes gobiernan, el punto es cooperar a la recuperación de la seguridad pública en el país. En eso no debe haber colores o simpatías políticas. Unirnos en lo fundamental. Es la oportunidad y reto.
Nos leemos el lunes.
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