PROBLEMAS POBLACIONALES.- Tomando en cuenta los datos provenientes del estado de Oaxaca, que en cierta medida son muy similares a casi lo que ocurre en nuestro país y conforme a estudios gubernamentales específicos y hasta de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud, se resume lo que ocurre con los embarazos entre adolescentes como un incremento en su porcentaje en medio de una disminución o decremento en el número y porcentaje de niños recién nacidos, en pocas palabras menos niños y más embarazadas adolescentes principalmente entre las mujeres de 15 a 19 años. Este fenómeno desgraciadamente no es nuevo, desde hace más de diez años se conocen datos similares y lo peor es confirmar que los porcentajes ni siquiera son estables sino en constante incremento. Da la impresión de que la sociedad mexicana, y en particular la oaxaqueña, no ha tomado conciencia de la gravedad de estos hechos o, simplemente, no saben qué hacer ni intentan hacer algo. Se puede decir que es un resultado paralelo a la llamada “revolución sexual” que ataca fuertemente a las sociedades del Sureste, en especial las cristianas, desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, y que ha sido apoyada por instituciones sociales y económicas, como acontece con casi todas las organizaciones que dicen en alguna u otra forma que se establecen para el bien de la sociedad y como puede verse o han fracasado rotundamente o eso era lo que esperaban de sus acciones. Una joven entre 15 y 19 años de edad, en plena “edad difícil”, expresión con la que los adultos ocultan su inoperancia e ignorancia, es atacada tanto por factores éticos con base en apología de todo tipo de inmoralidades, donde, como decía un pensador, “el pecado se ha convertido en ley”, y sí, véase lo que ha hecho legalmente hablando el Gobierno del Distrito Federal con su apoyo al aborto, al homosexualismo activista, al “matrimonio” entre homosexuales, a la adopción de niños por este tipo de personas y a últimas fechas por el apoyo mediante leyes y reglamentos a prestar y negociar el útero por mujeres necesitadas de medios económicos. Pero, no es todo, esas jóvenes viven en familias mono parentales, porque sus madres son madres solteras, porque sus padres se separaron o están divorciados, entre otras cosas. Cuenta también la claudicación paterna en su autoridad, los graves problemas económicos, medio social favorable a la promiscuidad, gobernantes que no dedican atención a estos problemas y la pérdida de religiosidad en los adultos que así están incapacitados para una dirección educativa correcta de los hijos.
Nos leemos mañana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario