EL CALDERO DEL DIABLO


VOTOS Y MAS VOTOS.-Los votos en su mayoría a favor del PRI, representan una inconformidad contra la inseguridad, la ilegalidad, la pobreza, el desempleo y los graves problemas que agobian a los mexicanos. El proceso electoral que se realizó en 14 estados comprobó que el pueblo mexicano quiere vivir en la democracia. Rechaza la violencia que se ha generado por jugar a las guerritas contraproducentes o por tratar de desacreditar las luchas electorales. Este proceso electoral 2010 se realizó en condiciones muy peculiares. La inseguridad se ha agravado. El caso de Tamaulipas es el más preocupante. Se cometió un evidente crimen político contra la democracia. Fue un atentado contra políticos en el marco de una confrontación política en la que las tendencias electorales favorecían al PRI ampliamente. Lo que se puede deducir es que se pensó en los efectos políticos. Se ha creado un cierto ambiente de miedo. Varios funcionarios de casillas renunciaron a participar en la elección por temor a la inseguridad. Para mantener la estabilidad de la nación es necesario asegurar la paz social de la nación, que avance el proceso de renovación y cambio en la vida nacional y siga adelante la reforma de su estructura política. Los sistemas de participación ciudadana deben mejorarse. Con ese fin es importante que los partidos políticos asuman sus responsabilidades, corrijan sus fallas, superen sus confusiones ideológicas, abandonen las descalificaciones, y fortalezcan sus acciones legales.La más grave debilidad de nuestra vida institucional radica en el retraso de nuestro sistema de partidos políticos. Ese problema hace muy difícil, complicado y riesgoso el proceso para renovar los mecanismos de desarrollo democrático del país. Sin fuerzas políticas bien organizadas y responsables las intenciones democratizadoras podrían resultar peligrosos retrocesos. Los avances democráticos pueden frustrarse al desembocar en la anarquía. El pueblo mexicano, con una profunda vocación democrática, se sentiría engañado y defraudado si fracasa la política para fortalecer el sistema de partidos como camino para desarrollar la democracia nacional. Se tiene que avanzar por la vía legal y pacífica. Es indispensable que la nación se desarrolle como una democracia auténtica y moderna en la compleja sociedad de nuestro tiempo. Para desarrollar la democracia la primera condición es la de conseguir que todos los ciudadanos estén de acuerdo en confrontar sus ideas y propuestas pacíficamente y acatar las decisiones por las que se pronuncie la mayoría. A la idea de la democracia le resulta contraria la teoría de la violencia como forma para imponer las tesis, los intereses y los candidatos de las minorías sobre la mayoría de la población. Para ejercer la democracia es conveniente promover la participación política de la gran mayoría de los ciudadanos. Es necesario evitar las situaciones que conducen a la violencia. Se requiere ampliar los cauces y mecanismos para que la lucha política se realice por medio de la participación en partidos modernos que reflejen el arco iris ideológico de la sociedad. Nada resulta tan negativo como el pretender que la política se haga por medio de maniobras, provocaciones y al margen y a escondidas de la sociedad. La política no se realiza lejos de la población. La política la hace el pueblo, la realizan constantemente las mayorías. La inspiración política hay que buscarla en contacto con la sociedad. Lo conveniente y lo legítimo es recomendar a todos los ciudadanos que participen en los partidos políticos y cumplan con sus responsabilidades cívicas. Hay que instar a la población a que se incorpore de lleno a las luchas políticas para renovar, limpiar, democratizar y fortalecer la democracia. Cuando la mayoría se abstiene de participar en la política, unos cuantos la suplantan. Dentro del proceso general para renovar la vida nacional resulta positivo que los partidos políticos realicen esfuerzos para mejorarse y acrecentar su influencia. Deben renovar y clarificar la ideología que les da identidad y cohesión. Tienen que adecuar su discurso, su estructura y sus programas de acción a las exigencias democráticas del México de hoy y del mundo de nuestra época.
Nos leemos mañana.

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