EL CALDERO DEL DIABLO


¿NO TODO ESTA PERDIDO?.- A las personas de bien parece bastarles, en medio de graves problemas suscitados por la casi escandalosa decisión de la total mayoría, menos uno, de los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que favorecieron lo que para especialistas es un atentado contra la vida humana por la vía de la aplastante votación de la llamada anticoncepción de emergencia, eufemismo cientificoide de posibles abortos inducidos hormonalmente en caso de que al tomarla la mujer esté embarazada, parece pues despertar su esperanza el que uno de los magistrados, dando una lucha intelectual admirable, se enfrentara a la maquinaria inusitada de la Suprema Corte. Si bien dicen los que aprobaron masivamente esa anticoncepción de emergencia, otro eufemismo no científico utilizado para engañar a los no informados, que no juzgaban ética, moralmente, el tema para dar su veredicto. Nos resulta difícil de creer que una norma jurídica utilizada en relación directa y en defensa de la vida humana, ya que la píldora de emergencia puede llegar a aplicar abortos químicos, como decía el gobernador demandante, Emilio González Márquez, pueda aplicarse sin utilizar los valores morales que contiene y, además, negar que haya abortos químicos sin señalar ni apoyarse en un peritaje médico indispensable en este caso, nos obliga a pensar que en la Suprema Corte no se hacen las cosas con el cuidado que merecen. Y no es que ante tantos golpes a la tradición legal y jurídica que han salido de la actual Suprema Corte de Justicia, desde el sumarse a lo aprobado por el gobierno del Distrito Federal en relación a la despenalización del aborto, acción que atenta directamente contra la vida humana, no se podía esperar mejor fallo en lo relacionado con la llamada píldora de emergencia y como se dice coloquialmente “mejor no le muevas”, es decir, ya no le pidan a la Suprema Corte, por ejemplo, que dé su veredicto en los casos de adopción de niños por parejas homosexuales, bueno, ni siquiera preguntarle si es correcto llamar matrimonio a la unión entre este tipo de seres humanos, porque seguramente aprobarán todo lo negativo de estas materias. Con estas actuaciones del Supremo Tribunal Judicial, lo mejor es preguntar ¿y ahora quién nos va a defender? Y quizás lo adecuado es salir exclamando “¡sálvese el que pueda!”.
Nos leemos mañana.

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